martes, 29 de noviembre de 2011

"Mi infancia son recuerdos de una patio de Sevilla" (5) decía Antonio Machado, que lo dejó todo dicho ¡y tan bien dicho!

Imitando sus palabras, yo diría que mi infancia son recuerdos de días soleados.
Mi infancia son recuerdos de un mes de junio que llegaba con un sol a caballo triunfante sobre los fríos del invierno. Y de un patio con columpios, árboles y setos imitando un laberinto, salpicado de banquitos de piedra.


Patio añorado, ansiado y deseado de septiembre a mayo.

Bajo las escaleras entre la alegría de todas mis compañeras, ¡es la hora del recreo! ¡por fin!

Ya en el patio, saco la torta de chocolate que mi madre me ha puesto para el recreo.
La torta de chocolate más rica que me comeré en mi vida, mientras bajo un árbol, sentada en un banco, veo como una pequeña lagartija corre despavorida a esconderse entre las hojas de los setos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Mi amiga Rosi y yo

Yo siempre soy una niña muy buena. Si voy de visita con mi mamá y me dice que me siente y no me mueva, yo tengo que hacer un sobreesfuerzo para incluso respirar; si ella me advierte que si me ofrecen algo, un caramelo, un dulce..., yo siempre diga que no, a no ser que ella indique lo contrario, yo, a pies juntillas hago caso de lo que dice mi mamá.
Cuando salgo a la calle a jugar, procuro siempre no ensuciar mi ropa, es de lo único que procuro tener cuidado, porque cuando salgo a la calle esa es la única regla.
Bueno no, hay unas más: que no me vaya lejos y que no juegue con niños. Pero, la principal y más importante es:

- ¡No te ensucies Mari Pili!

 Y yo siempre hago caso de mi mamá.
 Bueno no, a veces no.

 Mi amiga Rosi, a la que su mamá no le pone tantas reglas, hoy tiene ganas de hacer algo más divertido que jugar a los hoteles pintados con tiza en el suelo,

- ¿pero hay algo más divertido que eso?

Parece ser que sí. Hoy vamos a cocinar.

- ¿Qué? ¿con qué?

Con el barro que se ha formado ahí más abajo, (¡dios sabe de qué!)

(Está muy cerca de mi casa, si mi madre se asoma por la ventana o sale a la calle me va a ver, pero bueno tendré cuidado y no me mancharé, y confiaré en que mi madre no asome por ningún sitio).

¡Anda! ¡pues qué divertido es! Me lleno las manos de barro, y cuidadosamente elaboro las albóndigas que hemos decidido cocinar. Cojo el barro y delicadamente hago mi pequeña albóndiga, que voy colocando en fila junto con las que mi amiga Rosi ha hecho ya también, creo que las vamos a meter al horno.

-¡¡¡¡¡¡¡ Mari Piliiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡venté pa la casa ahora mismoooooooooooooooooo!!!!!!

El corazón se me pone en la garganta. Me han pillao.

- Me tengo que ir, adiós.

Fue más el terror a la regañina que lo que luego pasó, al fin y al cabo casi no me había manchado.

- ¿Pero qué guarrada estabáis haciendo? para pillar cualquier cosa.

Al día siguiente miré con añoranza el lugar donde había hecho mis primeros pinitos con la cocina..., ahí estaban en hilera, como hormiguitas, mis primeras albóndigas de barro a las que siempre seguirá el grito de guerra de mi mamá:

sábado, 12 de noviembre de 2011

Flor de verano


 La llama de la vela se balancea sutilmente y desprende un aroma a canela que me hace evocar esos días de fiesta que se celebran con la elaboración de dulces.

La música suena, la música que premeditadamente yo elijo; música que me trae al corazón el palpitar del primer amor; pareciera que añoro la melancolía por el paso del tiempo, pero no, no es esa la razón, ni siquiera me siento triste.

La sangre por mis venas circula más deprisa cuando mis recuerdos afloran, escalofríos que, provocados por algunas músicas de otros tiempos, vuelven hoy y ahora a aparecer.

Quiero recordar, no quiero perderme en el paso del tiempo, y que cuando alguien me pregunte la edad responda un escueto número, y que mi edad sea solo eso, una cifra, un aquí y un ahora, y que yo misma sea eso nada más.

¡No! Soy un ayer y un hace mucho tiempo, una niña y una adolescente. "¡Oh juventud, divino tesoro!"* quédate en mi memoria. Quiero ser la misma que fui, ilusionarme con las mismas ilusiones, emocionarme con las mismas emociones, sentir los mismos anhelos y... nunca alejarme de mí.

* Canción de otoño en primavera, Rubén Darío    http://www.los-poetas.com/a/dario1.htm





domingo, 6 de noviembre de 2011

El día que vi un sapo


Las cosas no han salido como esperaba.
Solemos pensar que las palabras son necesarias.
Los sentimientos van por libre, la lengua quiere callar, en cambio los brazos quieren abrazar.

Mi amigo me habla de cosas, y él, que sabe qué pasa, prefiere no preguntar.
Mi amigo y yo jugamos al juego de las preguntas... "ummm  ¿dónde te gustaría estar?" y por arte de magia estamos frente al mar.

Y hablamos, y callamos..., y hablamos..., vemos canciones, y las bailamos, dibujamos películas e inventamos mundos lejanos, del mar a la Luna, de la Luna a Oklahoma, sin dejar de pasar un ratito a pensar por el Sol.

Hablo en silencio, eso es lo que quería, y él escucha atento, a mí y al mar.

Mi amigo y yo, cobijados en un abrazo invisible, inmersos en un remolino de brisa marina, atentos a las estrellas, solos ante la inmensidad...

.......A veces los sueños se cumplen, no te olvides nunca de soñar.