Siempre me he caracterizado por ser un tanto despistada y muy olvidadiza. Mi cabeza de vez en cuando decide hacer pequeños viajes que me desligan durante un tiempo de la realidad, dejando mi consciencia en manos del piloto automático. Esta peculiaridad me lleva a veces a vivir situaciones un tanto..., pues eso, peculiares.
El piso de estudiantes donde estamos viviendo, el del terremoto, tiene una distribución de lo más sencillo: entrada y un pasillo largo, donde a la derecha se sitúan las diferentes estancias, cocina, baño y un dormitorio. Al final del pasillo el salón, y desde él accedemos a los otros dos dormitorios. Fin.
Estoy poniendo una lavadora, sita en el lavadero de la cocina. Lales no sé qué estará haciendo, se encuentra en nuestro dormitorio, uno de los del salón. Como se puede apreciar nos hayamos bastante lejos una de la otra. El pasillo es bastante largo.
Una vez metida la ropa en el tambor, procedo a suministrarle el detergente y el suavizante.
Primero echo en el cajetín el detergente adecuado y, busco por todos lados el bote del suavizante sin resultados.
A voces pregunto a Lales desde el lavadero:
- ¡¡¡Laleeeeeeesssssss!!! ¿¿¿No hay suavizanteeeeeeee???
- ¡¡¡¡Nooooooooo!!!! ¡¡¡¡Se terminó el otro díaaaaaaaaaa!!!!
(Inmersa en mi búsqueda infructuosa se ha conectado el piloto automático).
- ¿¿¿¿Entonces le echo o no le echooooooooooo????
jajajjajjaaaaaaa, Piliiiiiiiiiiiiiiiiiiii
ResponderEliminarCreo que con ese pequeño comentario vale, jjjaaaaaa, QUE BUENO..
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Jesús.María y José menuda obra de arte. Se veía venir tener más éxito que PPH. Soy yo...
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