La cosas pueden ir mal,
y tú (con ese escepticismo que no entiende) sentirte mal.
Pero siempre hay una caricia para tu alma...
El viento en la cara,
el pelo volando a su son,
y con el rostro vuelto al infinito,
una luz cegadora,
una diosa gobernando el cosmos,
incompleta y maternal.
Esta noche me sonríe y me regala,
escondida entre las ramas de un árbol,
una estrella fugaz.
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