Una nana me mecía levemente,
una lenta y suave melodía.
Una tarde silenciosa de verano,
el vaivén de la hamaca,
viene y va,
mientras suena rítmicamente el crujir de los nudos
enredados en el árbol.
enredados en el árbol.
Un aire cansado y caliente mueve un mechón de mi pelo.
En mi duermevela
una abeja pasa zumbando cerca de mis oídos.
Y a lo lejos... el chapoteo del agua y
el griterío de los niños.
el griterío de los niños.
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