jueves, 20 de febrero de 2014

Benedetti vs. García Márquez

El amor. El amor, según mi forma de interpretarlo, no se tiene, no se trabaja, no se encuentra, no se cultiva..., y tantos tópicos con los que hoy se habla del amor. El amor es un ente independiente de nosotros, no nos pertenece, nos trasciende. El amor es con o sin nosotros. De ahí que vuelva una y otra vez a nuestras vidas, sean de la manera que sean los finales en momentos anteriores. Una de las manifestaciones del amor, una entre tantas otras y puede que no la más importante, digan lo que digan, es el sexo. El sexo sí está ligado a nosotros, por ser un acto meramente corporal y, digan lo que digan quienes lo digan, una necesidad fisiológica. 

No todos en esta vida corremos la misma suerte respecto al amor. Unos, desde muy corta edad, tropiezan con esa persona con la que poder compartirlo, y pasan toda su vida cogidos de su mano. Hay otros, que por el contrario, hayan también a esa persona tempranamente, se anclan uno al otro, convirtiéndose en esclavos, (las razones para ello son muy variopintas, normalmente relacionadas con sentimientos de inseguridad y miedo, hasta donde mis cortas entendederas me dan para pensar). Los hay que se topan con esa persona con la que desearían ir de la mano toda la vida, y como en un espejismo la otra persona también cree que es así, pero con el tiempo descubre que no, quedando sumido el primero en una tristeza crónica de la que jamás saldrá, aunque se coja de la mano de otra persona, pasará su vida añorando lo que no pudo ser con la otra. Situaciones tan diversas y dispares como colores en todas sus distintas tonalidades se pueden percibir. Pero de lo que no cabe la más absoluta duda, es que se pueda afirmar que alguien "ya no tiene amor". En sí misma, esa afirmación no tiene sentido, porque el amor no se tiene ni se posee, el amor se posa en el alma que se le antoja cuando a él se le antoja. 

Todo esto viene porque ayer me encontré un cartelito con afirmaciones de esas que se leen por encima, por la inmediatez que ha dado internet a nuestras vidas. Lo que pasó por twiter hace cinco minutos ya es cuento viejo. Pero hay algunos de esos letreros, que te hacen pararte y reflexionar un poco. 



Amor y sexo pertenecen a ámbitos distintos del ser humano, aunque se entremezclen de tal manera que hay  veces que resulta muy difícil discernir y diferenciar uno del otro. Hablamos del cuerpo y del alma. De la misma manera que manifestamos nuestras inquietudes intelectuales leyendo, escuchando música, estudiando, ¿podríamos afirmar que si me encontrase en la tesitura de no poder acceder a la lectura dejaría de ser inquieto intelectualmente? Hace mucho que no leo una obra de Gabriel García Márquez. Tal parece que esa frase está sacada del libro Memorias de mis putas tristes, y puede que sacada de su contexto original es que me haya causado tal revuelo interior. Que me perdone el señor Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura en 1982, pero si eso es lo que piensa realmente al respecto, pienso que no puede estar más equivocado. Tendemos a dar una veracidad incuestionable a afirmaciones provenientes de ciertas personas. Pero el hecho de haber llegado a saborear las mieles del éxito y la fama no les quita su condición de humanos, que como tales, son susceptibles de equivocarse. 

Mario Benedetti, él sí da con la receta de forma mucho más certera. 


Mario Benedetti






sábado, 15 de febrero de 2014

Mi vida como una artista: Breves apuntes autobiográficos



Hoy me siento como una artista de Hollywood. Comienza el día en la madrugada no pudiendo dormir bien, me despierto por culpa de un pequeño problema en una parte de mi envase original. (Porque es mi mano derecha que si no la despedía ahora mismo.)




Llega el mejor momento del día sin lugar a dudas. El momento del desayuno. Que por ser sábado me dispongo a disfrutarlo al mil por cien. Feliz por el regalito que recibí ayer por el día de los enamorados, (sí sí, que yo también lo recibí. ¿¡Quién mejor que yo misma para quererme más que nadie y acertar con los regalos que yo misma me hago!?) Me dispongo a estrenar una de las tazas de porcelana china con unos motivos florales preciosos que adquirí ayer por el módico precio de diez euros. Llevaba toda la semana pensando en ellas desde que las vi el sábado pasado, y es que yo también tengo mi puntito consumista.



No he podido encontrar
la imagen de la escena que
describo.

Me imagino como Andie McDowell en Matrimonio de conveniencia, sentada en una silla tomando una infusión, pero en mi preciosa taza y sin invernadero, mientras se relaja con el sonido del agua caer en el invernadero que se ve tras una puerta de cristales, al tiempo que suena una envolvente música de fondo. Un momento mágico que me dispongo a emular. Y es que el glamour, he comprendido hoy que es solo cosa de los artistas de Hollywood. Que por mucho que uno quiera, no somos nada más que personas normales, que no es poco. Se me han quemado las tostadas, (momento que me ha traído recuerdos de mi infancia al rasparlas con un cuchillo. En mi casa no se tira nada, salvo aquello que ya no tiene salvación, que se haya abandonado, de forma deliberada, en el fondo de la nevera). Se me ha derramado la leche en la taza y me he abrasado la lengua en el primer sorbo.


Definitivamente, mientras me comía mis tostadas con sabor a quemado, he pensado que la próxima vez no dejaré nada a la improvisación y ensayaré mejor la escena.