martes, 25 de marzo de 2014

Cielos


Las tardes primaverales libres siempre me traen recuerdos de aquellos años en que uno comenzaba a vivir por libre, será que me estoy haciendo vieja, que aunque quede mucha guerra por dar, se vuelve uno más melancólico por el tiempo pasado. En el instituto no tenía ni idea de qué era una tarde libre, si no era en períodos vacacionales. Recuerdo mis tardes siempre encerrada estudiando, salvo aquellos días en los que mi amor incipiente me hacía saltar a la calle con la excusa de estudiar para algún examen de Filosofía. ( http://saltando-enlos-charcos.blogspot.com.es/2012/02/amar.html) Hasta que decidió que no era yo la que se quedaría en su vida. A partir de ese momento, ya no hubo más tardes libres. Solía dedicar el tiempo libre que tenía (más bien el que improvisaba, dadas las circunstancias) a derramar ríos de lágrimas escondida en cualquier rincón. Es curioso como funciona el recuerdo. Hoy he tenido mi primera tarde primaveral libre. Siempre suelo contar con alguna, fría como ella sola, así es ella, cambiante y caprichosa, pero con un cielo que ha traído al recuerdo aquellos días de estudio, y más concretamente, el año en que escogí Historia del arte. Es pasado el tiempo cuando descubres que disfrutabas con aquellas horas de estudio, precisamente ahora, cuando no consigo arrancar de mi memoria ni a un solo pintor que pintara un cielo como el que hoy he podido admirar desde mi corto paseo entre-casas y que me ha traído recuerdos de aquellas horas que dediqué al estudio de tan artística materia.

domingo, 23 de marzo de 2014

El amanecer del hombre*

No sé las veces que he visto esta película documental y no me canso de hacerlo. Hoy la he vuelto a ver aunque intercalando explicaciones de arqueólogos y eruditos que lo han enriquecido aún más. Esta es la película original que vi hace tiempo. En ella queda tan bien explicado todo lo que sucede en nuestros días. No somos más que la estela de lo que en nuestro origen  fuimos. Creemos que nos inventamos a cada paso, nos adoramos a nosotros mismos, convirtiéndonos de ese modo en nuestro peor enemigo.

*El amanecer del hombre
Una nostalgia de aquellos días nos invade en estos tiempos modernos. Algunos miran alrededor y se sienten vacíos si no están en contacto directo con la naturaleza de diversas formas. Buscamos esa conexión que hace tiempo perdimos al creernos los dueños del mundo. Gaia, Gea, ella sabe lo que  hace, nosotros no. Vivimos guiados por nuestra vanidad y orgullo de seres superiores, aunque lo único que en el fondo prevalece es la añoranza de aquellos tiempos igualitarios, sencillos, íntimamente ligados a la Madre Tierra, de la que nos hemos ido separando de manera premeditada. Necesitamos recuperar aquella humildad primera que nos convertía únicamente en un eslabón más de tan grandiosa Creación.