viernes, 2 de enero de 2015

Northern Exposure

Hoy me entero de que mi madre lleva tiempo un poco obsesionada con esos bichitos insignificantes, microscópicos, como lo son los ácaros. Mi madre, que a sus setenta y nueve recién estrenados, cargando a sus espaldas una guerra y una posterior, no menos terrorífica posguerra, y que ha tenido que vérselas con otros no tan insignificantes bichitos, viene ahora a preocuparse por esos otros infames bichos. Claro, que quién no lo ha estado. Recuerdo que allá por los primeros noventa, disfrutando de aquella magnífica serie de televisión Northern  Exposure, más conocida aquí como Doctor en Alaska, me topé con un capítulo en que Maggie se encontraba en la misma situación en que se encuentra ahora mi madre. Tanto que quería llegar a desinfectar el mundo, tanto que llegó a convertir su vida en un auténtico infierno. Gracias a dios que llegó a una inteligente conclusión y es que, en este mundo todo está conectado, que todo existe por alguna razón, y que la existencia de cada ser, de cada planta, de cada grano de arena está ahí porque ahí es donde debe estar. Y digo que gracias a dios porque después del dichoso capítulo me tocó a mí obsesionarme, pero yo jugaba con ventaja y, cada día trataba de convercerme con la conclusión a la que Maggie llegó, hasta que me la creí y los olvidé.

Hoy, me ha dado mucho coraje, que mi madre, a sus setenta y nueve recién estrenados y con una guerra y una terrorífica posguerra a sus espaldas, esté preocupada por esos arácnidos tan mal afamados, y todo por culpa de la caja tonta que nos vende mentiras a destajo, y nosotros nos las creemos, simplemente porque lo dicen en la tele.
Y lo cierto, después de todo, es que existen dos mundos. Existe un mundo real, lleno de Vida: plantas, tierra, otros seres. pero también existe otro mundo no real, inventado, limpio, desinfectado, aséptico, muerto. Un mundo tan de espaldas a nuestra propia naturaleza, que nos está provocando enfermedades, tan de espaldas a la Madre Tierra que hace que niños de no más de once años me digan en una excursión al campo: "todo es muy bonito pero está tan sucio", refiriéndose a la tierra, barro, hojas, piedras como suciedad.