domingo, 4 de noviembre de 2012

Mi coche y después yo


Mi coche es un habitáculo cerrado.
Un vehículo normal, rojo,
y tiene por función la misma que
todos los de su género...,
o eso creía yo.



Mi coche tiene la peculiaridad de otorgarme momentos.

1.- Como pasar junto al paseo, un día caluroso,
aunque ya otoñal,
a media tarde, y detenerse en una fila larga de coches,
esperando a que alguien le permita el paso.
Y en esa espera me ofrece una estampa
de lo más divertida, tierna y jovial.
La fuente del paseo está funcionando,
con los nuevos caños que hay fuera de ella,
formando a su alrededor una barrera de agua
que a los niños tanto les gusta derribar.
Dos gorrioncillos se refrescan entre el agua,
dando pequeños saltitos y sacudiendo sus alas.

Me permito la licencia de oirlos y verlos sonreir y jugar.

2.- Como aparcar un poco más abajo de mi casa,
junto al muro de la residencia,
quedando parados justo en frente de la finca.
El día vuelve a ser soleado.
La canción que escucho aún no ha terminado
cuando mi coche para el motor.
Decido quedarme dentro, al calorcito del sol,
a escucharla terminar mientras dejo que mis ojos
se pierdan en la lejanía, en la inmensidad.
Se cansan de mirar tan lejos y se centran en las ramas
que se acumulan en la zona.
Ramas de un riachuelo que casi no existe,
pero que ahí están, dando fe de la existencia
del hilo de agua que ahí tiene su lugar.

Y son cuatro, cuatro las palomas que levantan el vuelo
todas a la par.
Y enredadas en el aire empiezan a bailar,
danzando una coreografía sincronizada, improvisada
pero que la bordan espectacular.

Me permito la licencia de escucharlas perdirme que les suba el volumen
para así mejor danzar.

3.- Como llevarme de camino a Granada,
donde me esperan.
Y siendo de noche, no quiere que me pierda esos detalles en el cielo,
los que con bastante frecuencia, se me muestran.
No es tiempo aún, pero mi coche me lleva justo en el momento y al lugar
donde por el parabrisas veo una estrella fugaz.

Me permito la licencia de verla dibujarme en el cielo oscuro un saludo.

4.- Como traerme de vuelta a casa una noche lluviosa.
Y de nuevo impedir que acabe la canción.
Y así permitirme escuchar como arrecia la lluvia fuera,
mientras me susurra que espere a que escampe.
- Si aquí sentada no se está mal.

Y ahí me quedo escuchando como la lluvia me reclama desde fuera,
golpeando suavemente en el techo, en el cristal.

Y me permito la licencia de verla llorar,
dejando caer sus lágrimas por toda la superficie rojiza y acristalada del lugar.

2 comentarios:

  1. Yo conozco ese coche. Tu sister (4 de noviembre de 2012)

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  2. Un beso guapa (4 de noviembre de 2012)

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