viernes, 6 de diciembre de 2013

El día que aprendió a volar


Se fue alejando dando pasos hacia atrás con una sonrisa en la cara.

Veía como se alejaba de espaldas al mundo, hasta que lentamente su rostro se diluyó entre la multitud.

Las últimas palabras que le dirigió fueron:

"Créeme, estarás mejor sin mí."

En ese momento se abrió bajo sus pies un agujero sobre el que fue caminando cada día, con la delicadeza y cuidado del equilibrista. Hasta que, finalmente, aprendió a volar.

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