miércoles, 12 de septiembre de 2012

"Mari Pili y Adalberto..."

Noche de trasnoche, según parece.
Hoy el sueño se niega.
Y aunque no pretendo hacer de este blog un diario, 
la técnica hoy me falla, y ante la falta de un blog que inspire, pido cobijo a mis cometas, 
que sé que me lo darán, 
pero sólo hasta que Miscelánea deje de serlo,
aunque quizás aquí se quede para siempre. 

Noche de músicas, como no, mi musa...

En tirantes y pantalón corto, 
abierta la ventana, y por dejadez, la lámpara del techo encendida.
Y una música que, al estilo del mejor Cyrano, 
"con una voz que me trae recuerdos de un modo veloz".





Son las tantas en la madrugada, 
y yo sola, con un silencio que aplasta, 
me enfrento conmigo misma,
y ante un pequeño radio cassette 
toda la noche la música suena.
El cansancio puede conmigo, 
pero ¡aún queda tanto que estudiar!
Si supero la barrera de las tres de la madrugada
quizás pueda llegar al amanecer, 
porque si me acuesto ahora, 
mi plan de madrugar...
me conozco y no va a resultar. 
Descanso un poco, 
dejo la mirada perdida en el infinito
y me concentro en la música,
y en la voz del locutor que transmite saludos
de otros chicos que están como yo
(mal de muchos...),
cinco, diez, quizás quince minutos.
Un sobresalto en el estómago me trae de nuevo:

- ¡el examen!

Y vuelta a empezar.

Unos pasos sigilosos se oyen en el pasillo,
una puerta que se abre, 
es mi padre, que con cara adormilada y sonriente pregunta:

- ¿no te acuestas todavía?

Y así van pasando las horas, 
entre folios, subrayados, repeticiones y canciones.

Son las siete de la mañana y esto, ya se ha terminado.
Desde las seis espero con impaciencia a
"Mari Pili y Adalberto, un matrimonio perfecto",
historietilla breve y graciosa que anuncia 
"el fin de fiestas". 
En un rato se levantan los hermanos,
prisas y nervios,
desayunar y a clase. 

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