jueves, 11 de octubre de 2012

Huétor Santillán (Crónicas de una excursión)




V. UN CAMINO, UNAS ZARZAS Y UNA MANO LLENA DE ESPINAS (RECTIFICADA)

Hemos terminado de comer, recogido, fregado y colocado todo.

Es hora de partir a nuestra excursión.

No todos se animan a la caminata después de comer.

Perico y Cati van en cabeza, no esperan a nadie, cogen camino y manta y a subir.

En segundo lugar, vamos Rafa y Pilar, Dori, mi compañera de piso, Ana, que se unió al fin de semana y yo.

Y en tercer lugar, Nanny, que se ha animado a venir a la excursión de improviso, por lo que va en último lugar.


Al igual que ni rastro vemos de Perico y Cati, nosotros le llevamos bastante delantera a ella.

Yo no es que sea muy aventurera, la verdad es que me han convencido y casi a la fuerza estoy subiendo. Un poco insegura y no sabiendo muy bien en qué pueda acabar todo esto.

Desde donde estamos, se ve que un poco más arriba hay una pequeña explanada, es decir, la cuesta descansa en ese tramo, para luego volverse más empinada hasta llegar finalmente a la cruz.
Yo lo tengo claro, he venido pero a la cruz no llego. Mi aventura se acaba en la explanada, y me vuelvo a la casa.

Mientras vamos subiendo, Dori, empieza a quedarse un poco rezagada del grupo, al tiempo que no dejamos de escuchar, bastante detrás, a Nanny quejarse:

-¡Ay! ¡qué me he pinchao!

-¡Oyeeeeee, esperaoooooossssssssss!

-¡Ay, ay qué me voy a caeeeeerrrrrrrr!

-¡Qué me caigoooooooooooooo!

Según ella confesó posteriormente, la cuestión era que no sabía andar *. A su modo de expresarse, esto viene a significar que no sabía andar "por los terrones", porque a las edades que arrastrábamos en ese momento ya habíamos tenido tiempo suficiente de aprender a andar, unos mejor que otros, claro está.

Como Dori se ha quedado un poco atrás, trata de ayudarla, no queriendo esperarla del todo por no descolgarse mucho, pero animándola a que se diera más prisa y nos pillara. Y claro, hay veces que en lugar de ayudar, deberíamos ir a darnos un paseito lejos, muuuuuuuy lejos.

- ¡Nanny, Nanny, mira, vete para aquel lado que parece que está más llano, y te costará menos
trabajo!

La insensata le hizo caso y entonces fue cuando sucedió lo que ella misma venía vaticinando, que al final...

...se cayó,

con tan mala fortuna que fue a parar con sus manos en unas zarzas todas cubiertas de espinas.

Ya no eran quejas, era llorar a grito pelao.

Como llevaba todo el camino quejándose, no le hacemos mucho caso. Hasta que oímos que Dori, que ha ido en su busca, dice que hay que volver, que efectivamente, se ha hecho daño.

Como estamos bastante más arriba, preguntamos si necesitan ayuda, pero nos dijeron que no, que ya se volvían ellas a la casa.

Recuerdo ver desde arriba a la pobre, caminando con una mano levantada y la palma hacia arriba y con la otra apoyándose en un palo, que hacía las veces de bastón, mientras no encuentra manera de consolarse ni de su dolor ni de su llanto.

Seguimos nuestro trayecto hasta coronar, lo que para mí era el final de la etapa.

 
Ya estoy de regreso en la casa, y me encuentro que Perico y Cati ya han vuelto, han rodeado todo el cerro. Como hace buena tarde, todos los demás están fuera, en la puerta de la casa, sentados en sillas  y tumbonas que han sacado de la casa, tomando el sol al más puro estilo rural.

La pobre Nanny lo está pasando realmente mal. Tiene toda la palma de una mano cubierta de pequeñas espinas que no lo están poniendo nada fácil. Algunos lo han intentado pero han desistido, porque parece ser que no hay manera de sacarlas.

Hasta que ha llegado Perico. No sabía nada de su caída, pero cuando ha llegado y se lo han contado, se ha sentado a su lado y en toda la tarde no ha levantado la cabeza de su mano hasta que no ha sacado la última espina. Gesto que con toda seguridad, guardará Nanny en su memoria con total y absoluto agradecimiento.



*(No hace mucho tiempo en el momento presente, he vuelto a escuchar esta misma expresión, lo cual, esta vez, no me ha provocado la risa, como en aquel entonces, más bien, me dejó un molesto desasosiego. Hago una pequeña salida a un lugar bastante cercano a Alcalá, muy bonito, el cual yo no conocía, con una pareja, amigos míos, a una de ellos ya la conocéis, por Tonterías tontas y Aromas. Pero esta historia ya la contaré.)

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