lunes, 29 de octubre de 2012

Cuando saludar no era tarea fácil



Adolescencia o más bien primera juventud.

Todo en mi vida ha de ser perfecto. Perfecta la ropa con la que me visto, perfecto mi peinado, perfectos mis andares, perfecta mi forma de hablar..., perfecto mi comportamiento y hasta mi pensamiento, nada en mí puede resaltar de forma que pueda provocar la risa o la no aceptación de los demás.

 Soy adolescente y todo, absolutamente todo, me da vergüenza. 

Soy Mari Carmen, hermana de Pili. Voy por la calle caminando sola. Es la hora de la comida, por lo que la calle está desierta. A lo lejos veo al señor que me suele atender en el banco, viniendo hacia a mí. Soy nueva en estos menesteres, por lo que las personas que trabajan en ese lugar, por agradables que sean cuando allí voy, me parecen unos hombres tan serios, tan de otro mundo...

Todavía estoy lejos, así que me da tiempo a pensar con qué fórmula lo voy a saludar cuando pase por su lado, aunque antes reflexiono sobre la cuestión:"antes, saludar a las personas por la calle era fácil, muy fácil.  Con decir adiós al pasar junto a la persona era suficiente. Pero llegaron momentos de cambio, y el sencillo y exclusivo adiós se transformó en otras múltiples posibilidades, a saber: hasta luego, nos vemos luego, nos vemos, ¡ei! o incluso, saludar con un hola en la que es propia e inherente situación del adiós".

Finalmente me decido por utilizar el adiós de toda la vida..., sí, es más formal, y la situación lo requiere. Aunque claro, un ¡hola! queda más simpático, más jovial, y él es tan simpático conmigo cuando voy al
banco. Aunque claro, que si le digo hola y él me contesta adiós, uf, qué corte ¿no?, pero ¿y si voy y le digo adiós y él me dice hola?
El momento inevitable se va acercando. Ya casi lo tengo al lado.

¡Ay!, no sé, creo que me decido por el adiós, quedo mejor. Si sí, adiós es lo mejor, creo, no sé...

Piensa piensa rápido, que ya está aquí: ¿hola o adiós? ¿hola o adiós?

Abro mi boca y, en su interior, mi lengua describe un juego de giros difíciles de controlar y, entonces sale de ella un sonido que no acierto a saber si es ruido o palabra, sonido o...

- ¡¿dios miooooooo, pero qué es lo que he dichoooooooooooo?!

Sigo mi camino adelante, con la cabeza alta y sin mirar atrás, mientras en mi cabeza resuena el nuevo saludo que acabo de inventar:

- BURUDÚM, ¿BURUDÚM? si, hija sí, le has dicho BURUDÚM.



6 comentarios:

  1. Tocó el turno de nuevo a mi hermana, Maricarmen Gamez. Esta vez la vivencia es suya, y es que son tantas cosas las que se pueden contar, con las que todos de una manera u otra nos sentimos identificados, que todo no puede ser autobiográfico, a veces, tengo que tirar de las experiencias de los demás, pero sólo aquellas que retraten un pensamiento, una emoción o un modo de vivir y sentir en esas épocas tan maravillosas de la vida: la infancia y la adolescencia. No puedo decir, en esta ocasión, que me hubiese gustado ser yo la protagonista, porque no, no me cambiaría por ella en esa situación bajo ningún concepto, prefiero reirme con ella, que no de ella, a reirme de mí misma, esta vez no. Así que, de nuevo, va por tí, Mari Carmen. Y a reir como es debido.

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  2. Ahora es muy divertido, pero en aquel momento..., tierra trágame.... Jajaja

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  3. jajajajaj ay! que bueno! pero eso pasa más de lo que piensas... incluso ya de mayores... jajajajaj

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  4. oye, digo yo que si soy miembra del grupo, por qué no puedo usar mi direccion de yahoo..... ains! debo usar "anónimo".... y no lo soy....

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  5. Patricia, el grupo no tiene nada que ver, una cosa es el Facebook y otra los blogs. Lo que tienes que hacer es,donde pone publicar como elegir tu perfil, o sea pe pa,jeje. Un beso y muchas gracias.

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  6. JJaaaaa, los nervios que son muy traicioneros,y cuanto mejor quiere hacer una las cosas,,,,,, dale, que salen peor..

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